Ayer tuvo lugar la presentación del poemario AFERRAR-SE AL VENT AMB LES DENTS de Anna Bou Jorba y editado por Godall, en la librería Tòmiris. Junto a Matilde Martínez, editor y el poeta Jordi Solà Coll se desplegó un diálogo que, recorriendo la obra de Bou, combinó hábilmente el análisis de los poemas y las lecturas de estos, como si fuese el paréntesis de la declamación anterior. La importancia del instante, de esos pequeños momentos de los que la poeta afirma extraer la belleza; el detalle, lo pequeño, le sirven de catapulta para acabar escribiendo poesía a martillazos. Y, no es una valoración exclusivamente mía, sino que el mismo Coll hizo presente a Nietzsche en alguno de los poemas, así como Anna Bou procedió a la lectura de algún pequeño fragmento del filósofo/poeta alemán, que habían sido inspiración fructífera de sus escritos.
Anna Bou inicia sus poemas con una aparente sencillez que se detiene en lo más nimio, para en cuatro o cinco versos dar un mazazo que resta en el aire, para que se desplace y quien pueda o quiera se aferre con los dientes a lo que se desliza, pero resta en el interior palpitando como una inquisitiva pregunta: “De lejos, alguien dirá que tomo el sol, / pero es del todo mentira; mi rostro/es una mano abierta que ansia limosna. [1]
Y, como si no dijera nada, descarga toda la emoción que conllevar el verbo añorar con el que se inicia el poema, para reconocer que su rostro, esa persona que es, espera un gesto que compense la ausencia que la deja casi quieta en una hamaca.
Así, son los poemas de Anna Bou, y, por supuesto del poemario que presentó ayer. Gracias por el derroche de sencillez y profundidad de los tres: editora, autora y el poeta que nos dejaron a todos los presentes con ganas de desgranar más poema y cómo no, poder entrar en diálogo con ellos. El tiempo que usamos cotidianamente manda. ¡Gracias por este regalo!