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Quito, 8 de diciembre de 2024
El artista chileno, Theodoro Elssaca, ya presentado en otras ocasiones en estas mismas páginas, junto a otros autores, está teniendo una extenuante actividad durante los meses de noviembre y diciembre, sin pausa. A continuación, repasaremos algunas de ellas.
La primera de esas actividades fue la inauguración de una nueva muestra donde el poeta Theodoro Elssaca y el artista visual Taromaro Hayashi sensei, se reúnen para presentar magistralmente sus artes unidas para deleite de quienes visitan la muestra y de quienes hemos tenido el privilegio de verlos en directo y luego visitando calmadamente la exposición. A la inauguración, realizada en la Casona Nemesio Antúnez de la comuna de La Reina, en Santiago de Chile, asistió el alcalde de la comuna, señor José Manuel Palacios Parra. En la foto de portada, las tres personas mencionadas.
En la muestra, los artistas se unen en torno a pinceladas gestuales Sumi-E y la escritura japonesa del Haiku. Se trata de obras pictóricas de trazos delicados de tinta y técnica mixta sobre tela, papel de arroz montado en otros soportes e incluso otras sobre seda, realizadas por Hayashi, capturando cada una la esencia y energía del Haiku respectivo creado por Elssaca, raíz y semilla de estos nuevos trabajos visuales. Es un gran acierto donde dos autores presentan simultáneamente sus obras, siendo un complemento las unas con las otras.
Otros de los eventos notables donde Theodoro Elssaca ha participado junto a la poeta catalana Ana Bou Jorba y el filósofo Ricardo Espinoza Lolas, residente en Italia, fueron en el GAM, el viernes 15 de noviembre y de inmediato en la 43 Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA), el sábado 17 del mismo mes, donde se realizó el Festival Internacional Tribu de la Palabra. Describiremos estos sucesos a continuación:
Theodoro Elssaca se suma al proyecto humanista y cultural
Manifiesto Barca del NosOtros
y lanza el Festival Tribu de la Palabra
Algunos dicen que Theodoro Elssaca ya no duerme, trabaja en sus escritos como si se fuera a acabar el mundo y tal vez eso siente y sea por ello que lo vemos con una actividad creativa trepidante.
Ahora, con su acostumbrada pasión, nos invita a zarpar en la Barca del NosOtros, iniciativa creada e impulsada por el notable e imprescindible Ricardo Espinoza Lolas, académico, escritor, teórico crítico y filósofo chileno, habitante de Polignano a Mare, quien junto a la poeta catalana Anna Bou Jorba, de Barcelona, han invitado a Elssaca a dar un salto de Fe para navegar junto a los otros imprescindibles, parafraseando a Brecht, en esta Barca de la humanidad.
La Barca ha iniciado su viaje desde el GAM, Centro Cultural Gabriela Mistral, en el corazón de Santiago de Chile, donde el viernes 15 de noviembre se reunieron estos tres artistas imprescindibles, para el lanzamiento internacional del Manifiesto: Barca del NosOtros, que leyeron y explicaron en detalle ante un público expectante que llenó el salón de la librería, aplaudieron, declamaron, debatieron, rodeados de libros, incluidos los de sus autorías respectivas, enarbolando una propuesta de expresión ética-estética, para participar en la construcción de un mundo más creativo.
Anna, Ricardo y Theodoro estirando su mano para tocar la campana de bronce y anunciar juntos el zarpe a modo de lanzamiento internacional del Manifiesto de La Barca del NosOtros
La Barca no se mueve por inercia, es necesario un trabajo constante para que navegue por los siete mares y Ricardo Espinoza Lolas -autor del magnífico Manifiesto- lo sabe. Incorpora los cantos de pájaros y las estrellas danzarinas como una fuente de inspiración y también como una fuente de energía creativa, una manera de ir encontrando un camino, un propósito, hacia un mundo más equitativo y justo. Una hoja de ruta, un motor de cambio para conectar con los otros, desde este NosOtros, a un nivel más profundo.
Plantea la alegría en la creación de este breve viaje compartido, en el planeta azul, y nos advierte que no siempre será un viaje placentero, incluso encontraremos tormentas impredecibles al construir y navegar esta Barca del NosOtros.
Es un mensaje muy potente, que incorpora el reconocimiento del vacío, rutas por explorar navegando por aguas procelosas, en este tiempo infausto, adverso, de grandes ansiedades. La Barca nos protege, es el cobijo que nos muestra un camino, un marco para prosperar y poder ir enfrentando juntos los desafíos y visibilizar heridas como la crisis climática. Es una visión esperanzadora, que conecta con un anhelo entrañable del ser humano, la necesidad de encontrar un propósito y sentido al ser y estar aquí, donde a menudo pareciera que estamos en medio del caos y la falta de rumbo.
Vamos a tomar esta brújula, para sortear la incertidumbre. Vamos a navegar, sobrevivir enfrentando estos desafíos. Canalizar nuestra energía hacia un mundo más sostenible. Ser protagonistas de nuestra propia historia, con su identidad. Nuestras palabras son poderosos Centauros, criaturas míticas que nos llevan a otros reinos del pensamiento y la experiencia. Espinoza Lolas reconoce que la Barca podría naufragar, pero incluso así valdría la pena el esfuerzo por ir más allá. Abrazar el viaje, con sus altibajos. La Barca del NosOtros no es un destino fijo, sino un permanente crear que en este caso se nos muestra como un tapiz colectivo, en compañía de Anna y Theodoro que, junto a Ricardo, leyeron el Manifiesto, cada uno con su tono único, pero en una perfecta armonía que fue resonando con el tañer broncíneo de una antigua campana. Pues bien, esta Barca que ya zarpó, nos ofrece un espacio y avanza hacia el Encuentro de Tenerife 2025, donde celebrarán un nuevo congreso. El anterior fue en Curitiba-Brasil, 2024, le sigue el de las Islas Canarias-España, a fines de septiembre 2025, a cargo de Lorena Acosta Iglesias, Doctora Cum Laude en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Cada encuentro internacional está marcado por una temática bien definida, en torno a la que surgen mesas de trabajo poético-filosófico, en esta próxima cumbre tratarán el tema de los “Carnavales”. Elssaca, por su parte, ya prepara una ponencia visual sobre el “Carnaval de Venecia-Mil Años de Historia”, en base a su exposición fotográfica homóloga que ha recorrido varias ciudades de América y Europa.
Desde una dimensión esencialmente poética, Theodoro Elssaca, autor del libro Tribu de la palabra (Ediciones IberoAmericana, 2023), también quiere impulsar esa otra Barca del NosOtros, es así como ha escrito la primera página en la vida del nuevo Festival Internacional Tribu de la Palabra, evento que ha tenido su lanzamiento al interior de la 43 FILSA, el domingo 17 de noviembre, con gran éxito de público y crítica. Esta iniciativa contó con la participación de muchos actores nacionales y extranjeros, y también de miembros de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), del PEN Chile (correspondiente al de Londres), de la Fundación IberoAmericana y las declamaciones a cargo del Grupo Pajarístico, sobre la obra poética de Anna Bou y Theodoro Elssaca.
Nuevamente fue expuesto y leído el Manifiesto por estos tres creadores, con otro público, buscando un lenguaje propio para el bien común, con la fuerza de querer mirar hacia adelante, encontrar nuestra propia voz en la poesía, la música, la pintura, escultura o pensamiento filosófico. Cada persona debe encontrar su propio camino para imaginar nuevas posibilidades con ideas y valores, evolucionar y avanzar con esta energía que nos impulsa.
Los asistentes agradecieron la conexión con diferentes culturas y contextos que le dan el sentido universal.
El evento culminó con la proyección del video-poema Rapa Nui, de Theodoro Elssaca, como una poderosa metáfora de la navegación.
Es una invitación a transformarnos a nosotros mismos, para mejorar el entorno. Encontrar tu Tribu.
Ese día señalado, los tres brillantes artistas de las letras se reunieron para realizar un conversatorio abierto denominado Manifiesto de la Barca del NosOtros. El evento se realizó en la Librería del GAM, en el corazón del Centro Cultural Gabriela Mistral.
Estos tres autores imprescindibles, nos invitaron a navegar en su especial barca para escapar de los procesos de normalización, panóptica y estereotipos que a menudo nos hacen languidecer en esta época post moderna. Ese día, el GAM se vistió de gala con los artistas, el público y los temas expuestos.
Con muy buena y selecta presencia de público, se realizó esta tertulia en que cada uno de los creadores mencionados expresaron su visión del mundo en su propio lenguaje asociado a su arte.
Es muy grato verificar que acciones conjuntas de artistas se pueden transformar en excelentes encuentros donde se exponen ideas, sentires y pensares individuales y que al final concluyen que todos vamos en la misma barca.
En palabras del artista Ricardo Espinoza Lolas, disfrutemos su contenido:
“Barcas del NosOtros que naveguen mares y tierras son las únicas posibles que permiten un tiempo del humano que albergue dones y regalos para sumergirnos con plenitud en el continuo presente de nuestras vidas.
Barcas del NosOtros que abran navegaciones que nos conecten con cada uno y con todo otro y que desbroce los caminos, las ciudades, los hogares a la naturaleza misma de nuestras cosas, plantas, animales, humanos y dioses.
Barcas del NosOtros que nos transporten en la vida-muerte de nuestros viajes para que nos afirmemos en lo que somos en medio de nuestras materialidades que se mezclan entre sí y permiten todas las formas de amor.
Barcas del NosOtros que se expresan estéticamente en cantos de pájaros que nos impelen a crear estrellas danzarinas que posibilitan modos éticos políticos de humanos encarnados en la ultimidad de la vida.
Barcas del NosOtros para ti…
¿Nos vamos de viaje?
Amémonos los unos con los otros y construyamos las Barcas porque, aunque zozobren, ellas son las que nos realizan nuestras vidas en la finitud material y desde ellas construiremos Himnos de Alegría que nos cobijarán en medio del desierto que nos acecha…
Barcas del NosOtros somos y hemos llegado para quedarnos y que ahora que todos nos vean navegar por los confines de los mares, tierras y cielos… No nos pueden detener, no nos pueden paralizar, no nos pueden encarcelar; libres somos y las palabras son nuestros Centauros que crearán jardines de matices materiales que serán nuestros alimentos en tiempos de carencias y los que nos darán las fuerzas para embarcarnos en nuestros deseos de vida en medio de la finitud.
Gozosos los que navegan en Barcas del NosOtros porque ellos son los que transforman alegremente la vida y que nos indican la ruta a seguir en tiempos de penurias.
Ricardo Espinoza Lolas
Santiago de Chile, primavera de 2024
Ricardo Espinoza Lolas, Anna Bou Jorba, Theodoro Elssaca, el artista japonés Taromaro Hayashi sensei, Samia Liddawi e Igor Fuentes, en la legendaria estación de trenes, donde se realizó la 43 FILSA (domingo 17 de noviembre 2024-Santiago de Chile).
Sin duda, Elssaca junto a otro artista, es mucho más que la suma de las artes que representan. Felicitamos a Theodoro y su constante diversidad creativa en medio de un mundo que gira y gira convulsionado.
Felicitaciones Theodoro por tan brillante carrera artística y por tu aporte literario y cultural a Chile y a la humanidad.
Barca del NosOtros
MANIFIESTO
Al final de los tiempos en que todo se nos ha vuelto pesadez, rigidez, mortífero, cuando ya no sabemos por dónde caminar, menos bailar y volar, porque no hay luz alguna que como Faro nos ilumine y nos dé alguna orientación por dónde ir, ya que no vemos nada, ni a nosotros mismos, en ese instante en que hoy estamos, tú, yo, ella, él, ellos, vosotros, ustedes; en este instante que escuchas este Manifiesto solamente nos queda algo a lo que podemos aferrarnos y así dejar de caer sin “parsubidas” alguno para estrellarnos de la forma más brutal contra la tierra. ¿Qué es ese algo que nos vuelve ligeros como las aves y detiene nuestra inminente caída nihilista y nos posibilita volver a elevarnos como cuando éramos niños y felices?-
Cuando ya no hay espacio que recorrer y llegamos al borde del abismo y los territorios empíricos, virtuales, inconscientes los conocemos y no nos ofrecen camino alguno por descubrir, porque todo camino ya se recorrió y en ello se cerró abruptamente, y la apertura se nos ocultó, y todo misterioso pliegue se nos mostró sin pudor alguno y así sentimos el frío pathos del desierto más radical ante el paso imperioso de la falta de todo tipo de espacio; y es allí solamente cuando nos puede aparecer una isla a lo lejos, a lo mejor un archipiélago, que nos indica nuevos territorios o algunos antiguos que se han reterritorializados, a lo mejor en ese instante ocurre algo que nos hace albergar confianza de que podremos ser nuevos habitantes de caminos por venir, por construir. ¿Qué es ese algo que como un cierto sostén nos abre a la ultimidad de la vida para que el espacio vuelva a espaciar y en ello retorne el humano a habitar jovialmente? En este instante cuando llegamos al mundo y nos sentimos acompañados de nuestros padres después de navegar por la nada para llegar a ser algo, cualquier algo que nos faculte a seguir adelante, en ese preciso instante en que somos expulsados por medio de mares tempestuosos, y en ello mandatados a vivir, y que se nos vuelve después en nuestro viaje vital, en medio de todos, en uno que deviene en la hora de nuestro final; y de este modo ahora somos expulsados de este mar de vida para que dejemos de ser; y así solamente nos volvamos en recuerdos que también desaparecerán, pues en ese nacer y morir es cuando nos percatamos en la contingencia más radical que si no fuera por algo que nos constituye el caminar más propio, el viaje de cada uno, el viaje de nuestras vidas no habría sido posible de haberlo desarrollado.
¿Cómo se pudo realizar nuestro viaje, nuestro tránsito de la vida a la muerte sin que algo lo impeliera? Y si la palabra ya no crea porque se volvió en institución reproductora que homogeneiza e ideologiza en la igualdad cerrada que nos aniquila y nos contagia de odio a toda otra palabra, a toda diferencia, a todo lo humano y lo real en su liviandad y porosidad y diversidad, de este modo esa palabra se vuelve en la cárcel que nos sumerge en el más radical de todos los laberintos que nos pierde a cada momento y nos atemoriza con la soledad. Ante esa palabra laberíntica que nos pierde a nosotros mismos y nos imposibilita amar, porque amar es siempre amar a todo lo otro, a nosotros mismos como otro, entonces ¿debe haber algo que aligere a la palabra de su ideología y la exprese en su materialidad más cercana a la piel de cada uno en el Matiz de lo Sutil?
Barcas del NosOtros que naveguen mares y tierras son las únicas posibles que permiten un tiempo del humano que albergue dones y regalos para sumergirnos con plenitud en el continuo presente de nuestras vidas. Barcas del NosOtros que abran navegaciones que nos conecten con cada uno y con todo otro y que desbroce los caminos, las ciudades, los hogares a la naturaleza misma de nuestras cosas, plantas, animales, humanos y dioses.
Barcas del NosOtros que nos transporten en la vida-muerte de nuestros viajes para que nos afirmemos en lo que somos en medio de nuestras materialidades que se mezclan entre sí y permiten todas las formas de amor.
Barcas del NosOtros que se expresan estéticamente en cantos de pájaros que nos impelen a crear estrellas danzarinas que posibilitan modos éticos políticos de humanos encarnados en la ultimidad de la vida.
Barcas del NosOtros para ti…¿Nos vamos de viaje?
Amémonos los unos con los otros y construyamos las Barcas porque, aunque zozobren, ellas son las que nos realizan nuestras vidas en la finitud material y desde ellas construiremos Himnos de Alegría que nos cobijarán en medio del desierto que nos acecha…
Barcas del NosOtros somos y hemos llegado para quedarnos y que ahora que todos nos vean navegar por los confines de los mares, tierras y cielos… No nos pueden detener, no nos pueden paralizar, no nos pueden encarcelar; libres somos y las palabras son nuestros Centauros que crearán jardines de matices materiales que serán nuestros alimentos en tiempos de carencias y los que nos darán las fuerzas para embarcarnos en nuestros deseos de vida en medio de la finitud.
Gozosos los que navegan en Barcas del NosOtros porque ellos son los que transforman alegremente la vida y que nos indican la ruta a seguir en tiempos de penurias.
Ricardo Espinoza Lolas
Santiago de Chile, primavera de 2024
Hoy, azota el viento iracundamente. Causan pavor los rugidos que se expanden por doquier. ¿Será la Naturaleza herida? O ¿Serán los millones de muertos desgarrando nuestras conciencias para que no sigamos ignorándolos? Quizás sean otros los motivos. No obstante, me detengo mentalmente a regresar a los ucranianos, los palestinos, los
libaneses, yemeníes y cuantos malviven víctimas de la pobreza extrema y de las guerras. ¡Tantos! Que siento convulsiones, como si el viento hubiese traspasado mi epidermis y yo, soy ahora grito desgarrador que se acompasa con el vendaval desatado. Parezco víctima de una posesión demoniaca y desconozco cómo quedará mi cuerpo tras mimetizar el dolor del mundo. ¡Ya pasará la ventisca! Nos decimos refugiados en nuestros hogares. Pero la tristeza, la rabia y la culpa ya me han carcomido el corazón y sé que pasará el alarido meteorológico y que quienes no quieren oír, no oirán; tan solo los que se han sentido zarandeados por el rugir del huracán seguirán sintiendo la impotencia de cuantos poseen conciencia, no solo de la masacre humana, sino de la impotencia que nos asola.
Algunos creyeron que la época era un momento de desconstrucción, de deshilachar los relatos que justifican tanta
matanza y tanta pobreza. Ahora, constatamos que el tiempo está marcado por la destrucción, y que sustancialmente todo sigue el curso marcado por los macro-poderosos, los que afinan predicciones a medio y largo plazo para obtener más rédito particular. Es el criterio que dinamiza el mundo, y, aunque éste intente oponerse y resistirse, acaba sucumbiendo a la fuerza del capital.
La galerna no cesa, por el momento, y quizás la jornada nos interpele cada minuto con los alaridos ventosos. Mi cuerpo ya se siente descompuesto, hecho trizas y, tal vez, no sobreviva a esta borrasca. Me halaga, en cierto sentido, percibir que puedo desintegrarme por el clamor y el movimiento brusco del viento, que no es más que el gran bramido del mundo pidiendo auxilio. Porque solo hay dos opciones dignas: disgregarse con cada hueso descarnado, o morir en los lugares devastados con los muertos.